dijous, 26 de juny del 2014

Arriba l'estiu!

El mes de juliol s'ha d'aprofitar per a les coses que realment importen. 

No sé si és el vostre cas, però jo aquest juliol em sento plena d'energia per a tirar endavant els projectes que més m'apassionen. La setmana vinent seré amb el Tom, el meu company retriever d'aventures educatives, a una llar d'infants de Terrassa compartint amb els més petits nocions bàsiques sobre com comunicar-se amb els gossos en forma de llavor per a que no perdin aquella sensibilitat innata. 

També hem decidit continuar un projecte que ens apassiona a una companya i a mi, la prevenció de problemes de comportament en gossos adoptats en refugis. Deixaré enllestides les hores de col.laboració en un postgrau l’any vinent i posaré dates a les properes xerrades que m’agradaria fer. Poc a poc, el cel es va desfent dels núvols i allò que semblava tan lluny va arribant.

Si et passa com a mi i aquest juliol tens ganes de menjar-te el món, informa’t sobre el curs especial d’estiu que comença just en el moment en què vulguis.


dimecres, 18 de juny del 2014

El duelo infantil tras el fallecimiento de un animal de compañía.

Definición de duelo
El duelo es un proceso de malestar, tristeza o aflicción que se vive habitualmente tras la pérdida, por fallecimiento o separación, de un ser con el que se tiene un vínculo importante.
Su descripción clínica considera como parte de la reacción de pérdida síntomas típicamente propios de la depresión mayor, como sentimientos de tristeza y abatimiento, insomnio, anorexia y pérdida de peso. El proceso se considera normal, aunque merece ser tenido en consideración ya que en algunos casos puede llevar a la persona a un episodio depresivo completo con todos los síntomas que conlleva, considerando el periodo de tiempo de 2 meses como referencia. En la infancia, el proceso debe acompañar con especial cuidado. 

Según la edad del menor, las respuestas ante la pérdida serán distintas.
Los niños menores de 5 años suelen reaccionar con cierta confusión o perplejidad, mostrando comportamientos regresivos más típicos de etapas anteriores, ambivalencia o aparente falta de afectación. También es frecuente que expresen su dolor mediante el juego, hecho que no es recomendable frenar y que les ayuda a expresar cómo se sienten. Es importante que los padres sean conscientes de que son un modelo para sus hijos, de manera que es probable que su comportamiento sea imitado por el menor.

Preocupaciones acerca del abandono o la pérdida o miedo a sufrir algún daño son frecuentes, y deberemos responder a ellas con mensajes sinceros de ánimo y tranquilidad. También pueden aparecer preguntas de comprobación de la realidad, como “¿cuándo volverá Max?” o ¿por qué no está Max en su cama?”. Algo que les puede ayudar es disponer de un objeto perteneciente a su compañero perdido, como un collar o una pelota.

Entre los 6 y los 9 años, los niños ya pueden comprender que lo sucedido es irreversible y en algunos casos habrán sido testigos del proceso de enfermedad y deterioro. Este hecho no significa que puedan afrontar este proceso sin un acompañamiento adecuado. Preocupaciones sobre la muerte, la posibilidad de que otro ser querido fallezca o un sentimiento de culpa por lo sucedido son respuestas habituales. También puede aparecer negación, mostrando un comportamiento más alegre y optimista de lo esperado o buscar al animal fallecido por todos los rincones de la casa con la esperanza de encontrarlo.

Entre los 10 años y la adolescencia los niños son capaces de entender que todos los seres que hemos nacido algún día moriremos, pero ven su propia muerte como muy lejana. Es recomendable evitar explicaciones metafóricas, puesto que las tomarán como literales y podrán sentirse aún más confundidos.

http://cosodeilustradores.blogspot.com.es
Volver a la escuela lo antes posible les ayudará a recuperar la rutina de su día a día y avanzar en el proceso de aceptación de la pérdida. Algunos niños quieren quedarse en casa porque piensan que así ayudan a la familia o porque se sienten tristes y con pocas fuerzas. 

Aun así, es importante darles ánimo y explicarles que deben seguir aprendiendo y viendo a sus amigos. También es recomendable animarles a seguir haciendo actividades agradables en las que podrá olvidar la pérdida por un tiempo. 

El duelo en la escuela.
En caso de que el menor tuviera un vínculo importante con el animal, es recomendable que los padres tengan al menos una reunión con el principal tutor del niño en la escuela y que se permita al profesorado estar informado de la pérdida así como ofrecer al menor cierta flexibilidad durante unos días. Es posible que se observen dificultades de concentración, irritabilidad, conductas disruptivas o rabietas. Si el proceso de duelo sigue su curso habitual, con apoyo y un poco de flexibilidad (recordando las normas y los límites si es necesario) el niño debería poco a poco volver a su estado previo a la pérdida.

Signos de alerta que debemos tener en cuenta.
  • Llorar en exceso durante periodos prolongados
  • Rabietas frecuentes y prolongadas
  • Apatía e insensibilidad
  • Un periodo prolongado durante el cual el niño pierde interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle.
  • Frecuentes pesadillas y problemas de sueño.
  • Pérdida de apetito y de peso.

  • Miedo de quedarse solo.
  • Comportamiento infantil (hacerse pis, hablar como un bebé, pedir comida a menudo...) durante tiempo prolongado.
  • Frecuentes dolores de cabeza solos o acompañados de otras dolencias físicas.
  • Expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el animal fallecido.
  • Cambios importantes en el rendimiento escolar o negativa de ir a la escuela.
Variables que influyen en el proceso de duelo
Variables que facilitan el proceso: animal de edad avanzada, enfermo, que ha muerto de forma natural con el mínimo sufrimiento. Comprensión por parte del niño de que todos los seres vivos cuando llegamos a la vejez tenemos más posibilidades de enfermar y fallecer. Creencias sobre la muerte que reconfortan, como “ahora es libre” “su alma ya no sufre”. Haber vivido otra muerte anteriormente.

Variables que dificultan el proceso: animal joven, sano, que ha muerto de forma repentina, con sufrimiento. También puede dificultar el proceso la existencia de un vínculo elevado con el menor, que ha sido especialmente apoyado por  la presencia del animal. Si es la primera vez que el niño es testigo de el fallecimiento de un ser querido, deberemos tener más paciencia.

Comprensión del concepto de muerte.
Antes de los 5 años los niños no suelen contar con algunos conceptos básicos que les permitirían comprender qué sucede cuando decimos que alguien ha muerto:
  • Universalidad: todo ser vivo muere, de forma inevitable e impredecible.“Max ha muerto, igual que le pasó a Rick, el gato de María. ¿Te acuerdas de él?".
  • Irreversibilidad: una vez hemos muerto, no podemos volver. “No volveremos a tener a Max en casa, ya no está, pero podremos mirar sus fotografías y recordar lo que vivimos. ¿Te acuerdas esa excursión a la montaña que hicimos la semana pasada? Siempre podremos pensar en estos momentos”.
  • No funcionalidad: sucede pero no con una intención. “Si pudiera elegir se quedaría con nosotros, no quería hacernos daño.”
  • Causalidad: toda muerte tiene una causa real, independiente de aspectos como: el comportamiento de otros, pensamientos o actitudes de las personas cercanas. “Max se ha tenido que ir porque su cuerpo ya no aguantaba. Era muy mayor. Cuando tú naciste, él ya tenía 5 años”.
  • Continuación no corpórea: según algunas religiones, tras la muerte existe una continuidad fuera del cuerpo. Teniendo en cuenta las creencias de la familia del menor, nos dispondremos a explicar este hecho de una forma u otra.
¿Cómo comunicar la muerte de la mascota a los niños?
Buscaremos un lugar tranquilo y familiar en el que el niño se sienta cómodo. Lo ideal es que la noticia sea comunicada cuanto antes, para evitar la posibilidad de que oiga una conversación o se lo comunique otra persona. Una de las personas más cercanas al niño, con el que éste tenga un vínculo fuerte y una confianza elevada debería ser la encargada de informar al menor de que su mejor amigo de cuatro patas ya no volverá a casa. El contacto físico (un abrazo, una caricia en el momento adecuado) y una aproximación empática y sin juicios es ideal para acompañar al niño en este momento. Deberemos ser pacientes y acoger sus emociones de la forma más serena posible.

No es recomendable usar las mentiras, las metáforas o los motivos como “se ha escapado” o “se ha ido de viaje” para comunicar la muerte de un animal. Tarde o temprano los niños crecerán y entenderán que pasó con su amigo, desarrollando así ciertos sentimientos de desconfianza hacia la persona que le intentó ahorrar el hecho de afrontar una realidad dolorosa. Es probable que en algún otro momento el menor sea testigo de otras pérdidas, y debe prepararse poco a poco para entender la realidad.

En caso de que la pérdida sea debida a un hecho trágico, como un accidente dramático, con componentes de violencia o mucho sufrimiento, es recomendable no explicar los hechos al menor con el máximo detalle, puesto que podemos generar miedos, imágenes repetitivas o ansiedad innecesariamente.

El caso de la eutanasia
Una forma adecuada de contar a un niño que hemos llevado a su mejor amigo al veterinario y que no volverá de nuevo a casa es informarles de los hechos reales. “Max está muy enfermo, los veterinarios dicen que ya no pueden curarle. Para que no sienta dolor, van a ponerle un líquido que le dejará descansar” “Es importante que entiendas que ya no le volveremos a ver”. 

Recordemos que un niño menor de 5 años tendrá mayores dificultades para entender que el perro que hasta ahora formaba parte de la familia ha fallecido, y por tanto no está en ninguna parte, no volverá y ya no sufre. Preguntas como “¿estará solo ahora?” o “¿tendrá miedo?” son normales a estas edades tempranas.

No es recomendable usar términos como “van a dormirle” o “se queda aquí”, puesto que el niño podría quedar confundido y tener miedo a dormirse o creer que está abandonando a su mejor amigo. Si se tiene la oportunidad, es bueno que el niño pueda despedirse de su compañero. Es un hecho doloroso que deberá afrontar cerca de su familia y con el mayor grado de sinceridad mutua posible.

 Autora: Sílvia Rodellar 


dimarts, 17 de juny del 2014

Estreno bloc recuperant un dels meus articles preferits. Si voleu acompanyar-me, a partir d'ara ens anirem endinsant en el món dels animals... especialment dels gossos. 

Tot té un principi, fins i tot quan aquest és subtil, atzarós o aparentment sense sentit. Tots nosaltres hem nascut, oi? No és la millor de les casualitats el millor inici? Alguna vegada he tingut l’osadia de preguntar-me: com comença un nen qualsevol a interessar-se per aquells éssers diferents, estimulants i vius als que anomenem animals? De tots els tamanys, colors, textures o espècies, allà on són transmeten la puresa i la bellesa de la natura, i a tots en algun moment o altre ens han atret en major o menor grau. Amb el temps, he arribat a la conclusió que la pregunta hauria de ser: Com deixa un nen qualsevol d’interessar-se pels animals? No he trobat investigacions genètiques i tampoc pretenc desenvolupar-ne cap en aquest sentit, però em sembla, si més no, interessant.

No deixa de ser enormement fascinant, almenys per a mi, com alguns humans ens veiem genialment atrets per les seves qualitats i virtuts, intentem aprendre’n tot el que podem sobre ells i protegir-los sempre que podem, mentre d’altres dediquen gran part del seu temps a caçar-los, matar-los o en el pitjor dels casos torturar-los. És curiosa la diferència entre els extrems i el conflicte d’interessos al que condueix. I em pregunto, quin és el principi? On habiten les diferències més primàries entre uns i altres? On hem de buscar la clau per a educar en el respecte i l’empatia?



Cada dia crec menys en les receptes i més en l’experiència particular, així que em remunto per uns moments a la meva infància. Els meus pares mai ens van tallar les ales a l’hora d’apropar-nos als animals, tot i que els va costar un temps atrevir-se a compartir la vida amb un d’ells.
Quan jo tenia uns 5 anys i després d’algun peixet, tortuga, ocell i hàmster va arribar a casa un gatet que de seguida em va captivar. Sens dubte era per a mi molt més interessant observar-lo o jugar amb ell que mirar la televisó o jugar amb les nines. A través de la interacció amb aquell felí vaig aprendre que tots tenim un límit, que tots podem sentir plaer, dolor, desig de llibertat, necessitat d’estar tranquils i un llarg etcètera. Era una vida pròpia amb la que em podia comunicar sense paraules i estimulava enormement la meva curiositat.
Pocs anys després van arribar uns ulls blaus a la família. Un Husky Siberià fidel a la seva genètica: independent, instintiu i enormement sensible amb el que vaig aprendre valors fonamentals. No era un gos que tolerés qualsevol interacció amb nens, així que vam haver de localitzar els límits al voltant dels conceptes respecte i confiança. Gràcies als passeigs amb ell vam conèixer altres famílies que compartien la seva vida amb gossos, ampliant el nostre cercle social.
Tots dos van viure al voltant de 12 anys amb nosaltres. Em pregunto com s’ho faran tants adults irresponsables per a justificar davant els seus fills l’absència de l’animal justament abans de les vacances d’estiu.

El paper dels pares
Un pilar fonamental de la relació d’un nen amb els animals és l’actitud que mostren els seus pares cap a aquests. Tenim a l’abast un munt de recursos per a educar els nostres fills en aquest sentit independentment dels diners dels que disposem, metres quadrats a casa o estil de vida. A través de documentals, de pel·lícules de dibuixos animats, de compartir el dia a dia amb un animal o simplement una estona, etc., podem accedir a l’oportunitat de preservar en els nostres fills aquell interès i curiositat. El zoo és un recurs, però recordem que són animals salvatges privats de llibertat. Tot es basa, al final, en l’acompanyament que en fem i en els valors que els vulguem transmetre.
També podem recórrer a alguns conceptes clau que podem transmetre als nostres fills a través dels animals. Podeu desenvolupar-los tan com vulgueu amb una mica de creativitat. 
No cal dir que hem de protegir sempre l’animal del patiment físic o psicològic que la conducta del nostre fill li pugui provocar voluntària o involuntàriament.
- Si l’abraço massa fort o li estiro els cabells, li fa mal (Li hem fet mal a la Lluna? Per què no li hem de fer mal, què és el dolor? Els animals pateixen?)
- Si fa una cosa bé, li podem donar un premi! (a la Lluna li diem felicitats quan es porta bé)
- Acompanyem la Lluna a jugar amb els seus amics? (la Lluna té amics, juga, li agrada estar a l’aire lliure, la natura, etc)
- Ens enduem la Lluna de vacances perquè també li agrada veure món.
- A l’hora de sopar li poso un plat de pinso i se’l menja tot.
- Si l’acariciem tranquil·lament, es relaxa (què li agrada a la Lluna?)
- Si no fem massa soroll, s’adorm (“shhht… que la Lluna dorm”)
Animals i nadons
Què hi pot haver de més estimulant que un ésser animat, suau i calent que s’apropa a ensumar-te de tant en tant, dorm a prop teu, et mira i et cerca quan no hi ets? He conegut gats aficionats a dormir amb el nadó, i gossos acostumats a compartir el sopar. No és extrany que d’entre les primeres paraules de molts nens hi ha els noms dels animals que viuen a casa. També pot omplir la funció un ocellet que va piulant o  uns peixos amb colors vius. A mesura que els seus sentits es desenvolupen, els nadons van experimentant una innata curiositat per aquests peluixos amb piles ecològiques, i per a qualsevol observador és evident que són una gran font de somriures. El nen que ja gateja aprèn a llançar objectes al gos i fins i tot acaba en un descuit amb la pilota d’aquest a la boca. Els límits higiènics, educatius i morals són importants, però el feedback que el teu gat o el teu gos pot donar al teu fill pot ser d’un gran valor per al futur. Existeixen tècniques força bàsiques que podem aplicar per fomentar una bona convivència entre nens i gossos. Val la pena sensibilitzar-nos amb la rellevància de l’educació en aquest sentit. 
El nen/a expert/a en gossos
És genial ensenyar a un nen tècniques bàsiques d’educació canina. A través del condicionament operant podem arribar a generar una relació de confiança i col·laboració molt interessant. La comunicació entre nens i gossos pot ser molt rica i transparent, i poden arribar fins i tot a millors resultats que els seus progenitors carregats de vergonya o prejudicis. El millor líder dr vegades és el que amb més tolerància accepta els membres del seu grup, i el que lluita per aquells qui estima. Aquests valors, moltes vegades, vénen de sèrie, i els modifiquem a base de creences errònies. Alguns professionals ens inculquen la necessitat de ser un líder fort i valent, però hi ha persones extremadament sensibles i suaus que aconsegueixen un gran feeling amb els animals, essent uns grans companys per a aquests. Tot i així, hem de ser conscients del risc que comporta tota interacció entre nens i gossos i donar la importància que es mereix a la prevenció i detecció de possibles problemes de comportament en els gossos, sobretot en aquells que conviuen amb nens i nenes .
Tot i que ara mateix m’és del tot impossible recordar quin va ser el primer animal no humà que em va mirar als ulls, probablement ja va atreure tota la meva atenció. Poc a poc en serien milers d’ells, i cada individu ha desenvolupat el seu paper en el meu aprenentatge. El que sí recordo és aquella tarda tornant de l’escola, als meus 14 anys, com vaig trobar-me una gossa totalment desamparada al carrer i com la vaig guiar fins a casa meva. Més tard, em vaig endinsar amb ella en el món de l’educació canina i encara ara, més de deu anys després, és la meva companya d’aventures.
  • Article prèviament publicat a www.creixemjunts.cat 
  • Autora: Sílvia Rodellar.