dimecres, 8 d’octubre del 2014

Desembarco de Normandía y... clicker?

Hace unos días me encontraba contando a un amigo historiador algunas funciones del clicker en la educación canina. Mi sorpresa fue que enseguida reconoció el objeto y lo relacionó con sus conocimientos sobre historia bélica. ¿Cómo? ¿Este sonido que tanta gente utiliza cada día sirvió en el año 1945 como método de comunicación "secreto" entre soldados? 

Parece ser que cuando las Tropas Aliadas sobre volaban Normandía con la intención de atacar, un grupo de soldados se dejó caer en paracaídas para sorprender al ejército Alemán al día siguiente. La oscuridad y la complejidad del terreno unido al miedo a ser descubiertos les llevó a utilizar un sonido parecido al de las ranas para comunicarse entre ellos y localizar sus respectivas posiciones. Este sistema parecía funcionar hasta que alguno de sus compañeros sería descubierto y los enemigos empezarían a utilizar el mismo sistema para ir capturando uno a uno a los soldados escondidos en la región.




Este encuentro sorpresa con una parte de nuestro pasado me hizo preguntarme cuál era el origen real de este sistema de entrenamiento. Para ello tenemos que remontarnos a principios del siglo XX, cuando el conocido conductista B. F. Skinner publicó su libro "El comportamiento de los organismos", en el que ya se describían algunos parámetros básicos para analizar el comportamiento animal. Aunque parece ser que él mismo ya sugirió el sonido como reforzador secundario en el entrenamiento de perros, no sería hasta más adelante que se generalizaría su uso. Lo más impactante es que volvemos a encontrarnos en territorio bélico, puesto que ¡una parte de su trabajo consistía en entrenar a palomas para que pudieran servir al ejército Americano para guiar bombas! 

Fueron dos de sus aprendices, las Psicólogas Keller y Marian Brenald, quienes continuaron con el estudio comprometido de cómo los animales aprenden y, de hecho, crearon una empresa con el objetivo de demostrar la posibilidad de desechar el castigo completamente. En su carrera, entrenaron a un gran número de animales para diferentes finalidades: actividad militar, espectáculos, parques temáticos y hasta programas de televisión.




En el año 1984 la escritora y científica Karen Pryor publicó un libro en el que el público general descubrió cómo aplicar los recursos del condicionamiento operante en la educación de sus perros. En este punto, un número creciente de profesionales así como de "propietarios" o personas que comparten su casa con animales de otras especies se han ido interesando en cómo llegar a generar aprendizaje en sus compañeros. 

Probablemente me dejo por el camino a muchos entrenadores, investigadores, profesores o simplemente personas curiosas que han ido aprendiendo, pero lo que me gustaría resaltar para concluir este post es la importancia de saber de dónde venimos para avanzar, sin miedo a innovar y confiando en los profesionales que día a día se dejan la piel para mejorar en la comprensión del comportamiento y el aprendizaje tanto de los animales como de las personas.

Actualmente, como sabemos, existen diversas maneras de concebir el aprendizaje animal y aún se debe seguir investigando para llegar más lejos. ¡Queda mucho por hacer!