divendres, 18 de juliol del 2014

Aprendizaje, entorno y cerebro.

 Estudios sobre adicción indican que existe una asociación entre el consumo y los estímulos que lo preceden. Así, el mero hecho de encontrarse en el ambiente en el que se suele realizar el consumo el organismo inicia la descarga de los neurotransmisores implicados en la compensación del efecto de la sustancia exógena. Un ejemplo de ello es el aumento de Dopamina en las zonas cerebrales relacionadas con el placer incluso antes de que la cocaína llegue a ser administrada.

En cuanto a los perros, ¿cómo podría afectar al cerebro el hecho de encontrarnos en el lugar de entrenamiento, con los estímulos típicos (mordedor, pelota, clicker en mano, bolsa de premios, etc.)?

Por otro lado, se sabe que en anticipar un estímulo aversivo, el cerebro pone en marcha de una forma extremadamente rápida la amígdala, la principal encargada del condicionamiento del miedo. En caso que el perro asocie un determinado escenario con eventos negativos para él, su cerebro se las arregla para anticipar posibles consecuencias. Si se da la situación de que el perro no puede adelantarse a eventos negativos intermitentes... ¿Cómo creéis que estará el animal?

Pensando en el sistema clicker…

Lo que he intuido desde hace tiempo es que este sistema no es apto para todos los perros por alguna razón que no siempre nos cuentan en el típico curso de educación canina.

En este sistema existen varios componentes importantes:
  1. Estímulo discriminativo que señala la posibilidad de recibir un refuerzo positivo (algo que nos gusta, nos apetece o necesitamos).
  2. Reforzador secundario o estímulo auditivo que provoca una respuesta aprendida que señala el comportamiento deseado y la próxima aparición del reforzador primario.
  3. Reforzador primario o estímulo que por sí solo despierta el interés del animal, respondiendo a una necesidad natural.  
Como sabemos, se combina un condicionamiento clásico (el sonido adquiere capacidad informativa sobre el estímulo incondicionado, la comida) y un condicionamiento operante (el sonido aumenta la probabilidad de realizar un comportamiento). 

Un detalle que muchas veces pasa desapercibido es que el sonido que hacemos al clicar puede no ser un estímulo neutro para algunos animales, con lo que crearemos una respuesta de miedo justo después de la conducta deseada. Así, añadimos un escalón de dificultad y provocamos actividad en la amígdala e inhibición del aprendizaje además de no estar respetando uno de las premisas típicas del condicionamiento. En este caso podríamos cambiar el sonido habitual por otro estímulo informativo: una luz, otro sonido o vibración. 

Foto: Alba y Kira practicant amb clicker training. 

Por mucho que pretendamos utilizar el refuerzo positivo para no generar sufrimiento de ningún tipo en el animal, debemos tener en cuenta que a menudo la incertidumbre, la falta de comprensión y la expectativa de algo que no llega en el momento esperado también provocan malestar en los animales. Si observamos que el perro desea abandonar la situación, se rasca demasiado, jadea o emite otros comportamientos para evitar seguir con el entrenamiento, deberemos replantearnos si estamos siendo suficientemente claros y si nuestro compañero se está divirtiendo tanto como nosotros en el juego del aprendizaje.

De la misma forma en que las conexiones entre neuronas se fortalecen tras la repetición de un mismo ejercicio, provocando una reacción cada vez más rápida y sencilla, puede producirse el efecto contrario debilitándose la vía de comunicación tras ensayos en los que no se llega a ninguna conclusión útil. En el caso del clicker training, en ejercicios en los que la mano actúa como target estático tendríamos: mano-tocar-click-premio (suponiendo que el criterio es tocar). Si esta sucesión se rompe dificultaremos los próximos ensayos y podemos llevar al animal a un estado de incertidumbre.

¿Qué es la neurosis experimental? 

Se trata de un estado de agitación, incertidumbre, ansiedad, intentos de escapar, etc. que se produce en una situación de aprendizaje en la que se dan alguna de la siguientes condiciones: 
  1. La discriminación entre un estímulo excitatorio (informa de la aparición de comida) y otro inhibitorio (informa de la no aparición de comida) es extremadamente difícil. 
  2. Se produce un incremento excesivo en el retraso del reforzador tras una respuesta correcta

Enriquecimiento ambiental y cambios estructurales en el sistema nervioso

Estudios clásicos en los años 60 empezaron a explorar la cuestión de si los cambios en el ambiente podrían producir diferencias en el cerebro de roedores. Para ello, distribuyeron al azar diversos individuos en 3 tipos de jaulas:
  1. jaula estándar: control, típica jaula de laboratorio
  2. condición empobrecida
  3. condición enriquecida

Los resultados al comparar su cerebro mostraron una mayor actividad de un enzima llamado Acetilcolinesterasa, cuyo déficit está asociado a dificultades de aprendizaje y pérdida de funciones por edad avanzada. También se encontró un mayor peso y un mayor grosor de la corteza cerebral, sobretodo en zonas visuales (occipitales) y somestésticas.


Estos resultados me parecen muy interesantes a la hora de tener en cuenta la importancia del enriquecimiento en ambientes como perreras, ya que el hecho de vivir en un entorno más rico podría aumentar la probabilidad de aprendizaje y adaptación a un posible nuevo hogar.

Conclusiones: 

- No todo lo que consideramos positivo es siempre inocuo. 
- Debemos leer al perro mientras entrenamos. 
- Antes de utilizar una técnica determinada, deberíamos tomar consciencia sobre sus posibilidades. 
- Los cambios en el ambiente pueden afectar el cerebro de los animales mejorando o empeorando su bienestar. 

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